El bar del futuro es digital: pizzas interactivas, robots y menús adaptados a tu ADN

El bar del futuro es digital: pizzas interactivas, robots y menús adaptados a tu ADN

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La inteligencia artificial y la robótica llegan a la restauración, donde tres de cada cuatro pedidos se hacen ‘online’

Los restaurantes ‘batallan’ por el salón de tu casa

España es el país del mundo con más bares por habitante. Sin embargo, más del 70% aún no tiene el pago digitalizado. Seguimos apuntando la comanda con papel y boli y cobrando en una caja registradora. El contraste lo vemos al cruzar el charco. En Estados Unidos algunos restaurantes tienen mesas digitales donde puedes elegir los ingredientes de la pizza tocando la superficie de la mesa. Haces su pedido apretando un botón y sólo tienes que esperar a que el camarero (o un robot) te traiga la cena. Como estar en la cantina de Star Wars.

Si las nuevas tecnologías, la realidad virtual y la inteligencia artificial han llegado ya a supermercados y cadenas de moda (donde vemos hasta probadores virtuales), en los bares de España aún está comenzando. «Estamos entre la absorción y la transición, en un periodo en el que estamos asimilando estos progresos, que se irán aplicando poco a poco», señala Juan Ignacio Díaz, de Marcas de Restauración, que agrupa las principales cadenas implantadas en nuestro país.

Como dice Díaz, «el futuro es ir a mesa puesta». McDonald’s y Burger King, por ejemplo, ya tienen en España paneles táctiles donde poder hacer el pedido sin pasar por la barra. El Grupo Vips cuenta con una aplicación para reservar en sus restaurantes y pedir la cuenta a través del móvil.

Según Deloitte, hoy más de tres de cada cuatro reservas se hacen a través de los dispositivos móviles y las redes sociales están cobrando cada vez más protagonismo. Ya hay alguna cadena que te permite reservar a través de Instagram.

«En un mercado tan competitivo como el de la restauración, las diferentes compañías buscan en la digitalización un aliado para no quedarse atrás y ganar clientes», señala Rocío Abella, directora de Deloitte Digital.

Ganarle la batalla al tupper

Uno de los principales problemas que se encuentra el cliente a la hora de ir a un bar es el pago. La clásica escena: vas con prisa pero el camarero estresado no te ve porque tiene decenas de mesas más que atender. Al final te acabas quedando 15 minutos más esperando que llegue la factura.

En España hay un hotel en Ibiza donde puedes pagar las consumiciones a través de la huella digital. Otras aplicaciones permiten pedir el menú desde la oficina y pagarlo, para prácticamente llegar a mesa puesta al local y no perder tiempo. «Tenemos poco tiempo y en esta batalla contrarreloj, la digitalización es la que permitirá a los restaurantes ganarle la batalla al tupper en la oficina», dice Díaz.

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Reparto con drones

De ahí el crecimiento de las empresas de entrega a domicilio como Glovo o Deliveroo. En Reino Unido Just Eat tiene robots que van por la calle recogiendo los pedidos de los restaurantes y entregándolos en las casas. En Australia, Dominos Pizza hace repartos con drones.

Además de acortar los tiempos de pago y entrega, «la experiencia en un restaurante tiene que acompañar», señala Jean Paul Gahete, experto en experiencia de Cliente de la consultora Ipsos.

Ya hay innovaciones «que serán realidad en los restaurantes como las cocinas inteligentes, las neveras conectadas o la impresión de alimentos 3D», señalan en Restalia, propietaria de 100 montaditos o La Sureña.

Cuando Messi te sirve la cena

Dentro de los locales vemos novedades que parecen sacadas de una película de ciencia ficción: en China y Japón, por ejemplo, hay restaurantes donde los camareros son robots o incluso hologramas. La robótica al servicio del estómago.

Díaz cree que en un futuro podremos ver hologramas personalizados, con la imagen de gente con tirón. «Pongamos que Messi tiene un restaurante en Barcelona. En un futuro sería factible que hologramas con su imagen sirvieran las mesas», señala.

En Londres el restaurante Vita Mojo tiene un servicio que, con la analítica de tu ADN, te hace un menú personalizado en el que te recomienda los platos que más te convienen. Ajusta tu consumo a tu genética.

En Ibiza, el local de Paco Roncero ensaya con la realidad virtual y los aromas para que el cliente pueda, a través de unas gafas, comer mientras ve imágenes idílicas, respirando olor a mar. «Unas gafas virtuales y el olor te pueden transportar a otro sitio, cambiando tu experiencia en la mesa», señala Díaz.

Un Chicote en cada cocina

Ya hay pantallas que monitorizan lo que pasa en las cocinas. Una especie de Alberto Chicote que controla los procesos de calidad en los fogones. Para los más ecologistas, hay aplicaciones que permiten seguir la trazabilidad del menú. Puedes saber de dónde salió el tomate de tu ensalada o la granja donde vivía la vaca ahora transformada en hamburguesa.

Para Asís González de Castejón, de la consultora Nielsen, hay «un gran contraste entre las grandes ciudades y las pequeñas, donde la digitalización en la gestión aún está lejos». En España está penetrando despacio por varias razones: «porque es verdad que aquí el psicólogo es el bar de la esquina, la relación social es importante y por eso somos reticentes a que la tecnología sustituya a las personas, por ejemplo», ilustra Díaz.

González de Castejón añade que «en España en hostelería la mayoría son negocios familiares». Según Rocío Abella, «aquí no existen muchos, salvo las cadenas, que sean capaces de hacer grandes inversiones en tecnología».

El big data permite mediar entre el cliente y el bar. Las cadenas líderes ya han comenzado a instalar sistemas automáticos para recoger la opinión sus clientes. El objetivo «es conocer antes que nadie cualquier aspecto del servicio que pueda estar afectando a la satisfacción y recomendación de sus clientes», dice Abella.

Tienen sistemas de alertas que les permiten contactar directamente con un cliente que, por ejemplo, está escribiendo una mala reseña en las redes sociales. «Estas acciones permiten limitar los daños e incluso hacer que una insatisfacción inicial pueda convertirse en una crítica positiva», dice.

(Noticia extraída de El Mundo: http://www.elmundo.es/economia/ahorro-y-consumo/2018/03/25/5aa2a04922601d8e078b45f7.html)

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